Hemos comenzado el Tiempo Litúrgico Ordinario. Ordinario es no ser casual o cínico con nuestros deberes espirituales durante este tiempo; Pero el mismo Tiempo nos desafía a vivir cada día una vida de sencillez y pureza, llena de obras de penitencia, perdón, amor y caridad.

La Palabra de Dios desafía a cada pareja a vivir la Vida de fidelidad.

La Palabra de Dios desafía a cada individuo a vivir una vida recta y orientar la vida hacia Dios.

La Palabra de Dios desafía a cada empleador y empleado a vivir una vida justa y recta.

La Palabra de Dios desafía a cada comunidad a vivir una vida de fraternidad cristiana.

Isaías profetizó: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz”. El salmista dice: “El Señor es mi luz y mi salvación”. Debemos saber que Jesús es la Luz para nosotros; Jesús es la Verdad para nosotros; Jesús es el Camino para nosotros. La luz de Cristo disipa las tinieblas en nosotros. Necesitamos asegurarnos de que estamos con Jesús, la Luz; Y así no andemos en tinieblas, los caminos mundanos miserables.

Optemos en oración y conscientemente por caminar en la luz de Cristo, quien trae vida en abundancia y vida para la eternidad.

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