El Santo Nombre de Jesús

by Rev. Vijaya Yemparala  |  01/14/2024  |  Del Clero

En la Iglesia Católica el mes de enero está tradicionalmente dedicado al Santo Nombre de Jesús. Todo acerca de nuestro divino Señor es santo, incluido Su Nombre. Fue el Arcángel Gabriel quien primero pronunció el nombre de Jesús a Su madre: “He aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” (Lucas 1:31). El Arcángel era sólo un mensajero, por eso el Padre Celestial le dio el nombre de Jesús.

San Pedro fue uno de los primeros Apóstoles en hablar con autoridad en el Santo Nombre de Jesús cuando sanó a un cojo diciendo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hechos 3:6). San Pablo también exaltó el santo nombre de Jesús cuando dijo: “…al nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-10). San Pablo predicó con poder en el nombre de Jesús con tanta frecuencia que incluso algunos exorcistas judíos itinerantes intentaron imitarlo ordenando a los demonios: “Os conjuro por el Jesús que Pablo predica” (Hechos 19:13).

A lo largo de la historia de la Iglesia, el nombre de Jesús ha sido invocado como instrumento de fe personal en el Hijo de Dios, especialmente para mandar a los demonios. En el siglo XV, San Bernardino de Siena, un fraile franciscano, emprendió una misión de predicación promoviendo la devoción al Santísimo Nombre. Animó a la gente a reverenciar el nombre de Jesús colocando las primeras tres letras griegas de Su nombre en sus puertas: IHS. Hoy en día, este monograma griego del nombre de Jesús se ve comúnmente en las iglesias en tabernáculos, altares y vidrieras. En el siglo XVI, San Ignacio de Loyola tenía tan fuerte devoción al Santísimo Nombre de Jesús que lo adoptó como su sello como general de su recién fundada orden de los Jesuitas; ese monograma sigue siendo el sello oficial de los jesuitas en la actualidad.

Hay un gran poder en el nombre hablado de Jesús. Repetir Su nombre en oración o pronunciarlo en voz alta lo acerca y te da fuerza, siempre que recites Su nombre con fe. El nombre de Jesús echa fuera el miedo, despierta confianza y une tu corazón al suyo. Sepan y crean que el divino nombre de nuestro Señor los acerca a ustedes y les otorga su gracia en abundancia.

 

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