Obispo Myron J. Cotta, D.D Febrero Reflexión
by Obispo Myron J. Cotta, D.D | 02/25/2024 | Del Clero"Proclamad el mensaje, insistid en él a tiempo y a destiempo, refutad la falsedad, corregid el error, llamad a la obediencia, pero hacedlo todo con paciencia y sana doctrina". (2 Tm 4,2)
El Miércoles de Ceniza nos abre la puerta para cruzar el umbral del tiempo de Cuaresma. Los 40 días pueden considerarse como la estación de: ¡la llamada de atención! Es un tiempo para que reflexionemos sobre cómo nuestros pecados han contribuido a la oscuridad espiritual, no sólo en nuestras propias vidas sino en la de la sociedad.
Nos demos cuenta o no, nuestros pecados tienen un impacto comunitario en este mundo y sus asuntos. El pecado hunde sus raíces en la rebelión: rebelión contra la soberanía de Dios. Se trata de nuestra autonomía frente a la voluntad de Dios para nosotros.Como discípulo de Jesús, si proclamo que Jesús es verdaderamente el Señor de mi vida, entonces no puedo estar tan volcado hacia dentro que sólo vea las cosas como: mi elección, mi cuerpo, mi preferencia, mi vida, mi negocio, por encima de mi voluntad.¡No! Es la voluntad de Dios, su preferencia. Él es el Autor y Señor de la vida, y su preocupación por nuestra salvación es asunto suyo. Repito: lo que se rebela contra Dios es alimentado por nuestros egos y se expresa en nuestro "No" a Dios, dando la espalda a su Reino y ¡perdiendo el don de la salvación! Por eso, el resultado es gravísimo, porque se elige la muerte eterna en lugar de la vida eterna. Por eso, durante el tiempo de Cuaresma, debemos rezar por nuestros hermanos y hermanas que no se arrepienten. Se nos recuerda que fue en Fátima donde la Virgen, como Madre preocupada por sus hijos, nos dio una oración en la que pedimos a su Hijo Jesús misericordia para los pobres pecadores: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia". La llamada de la Cuaresma nos desafía a: "Alejarnos del pecado y aceptar el Evangelio". Es una invitación a que la humanidad deje de rebelarse contra un Dios que nos ama y viva una vida centrada en la enseñanza de Jesús. La enseñanza, el mensaje, debe proclamarse a tiempo y a destiempo. Hemos de refutar la falsedad y corregir el error, y hemos de responder a la llamada a ser obedientes a Dios, a ser pacientes y a aceptar la sana doctrina. Todas estas cosas son buenas para tomar en serio durante el tiempo de Cuaresma. Pero, sobre todo, se nos recuerda que debemos atender la llamada del Cielo: ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! Este año, hagamos un esfuerzo especial para comprometernos con las disciplinas cuaresmales de la oración, el ayuno y la limosna. Que estas disciplinas nos ayuden a aceptar los dones de la gracia y la misericordia de Dios, que tendrán como resultado una transformación - una experiencia de conversión - metanoia - ¡una vida nueva en Cristo!
Respondamos a la llamada de atención de la Cuaresma, una llamada a la conversión permanente, una llamada a crecer en santidad.
Deseamos a todos una Cuaresma llena de gracia.
-Mons. Cotta
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